Prólogo del libro El viaje mítico del alma.
Cuando Josep María me propuso prologar el Viaje mítico, la primera duda que me surgió fue ¿cómo a un astrólogo como yo le encargan prologar un libro de Tarot?
Del Tarot tengo conocimientos generales, pero… Después de leer el Viaje mítico, y aprender algunas particularidades del Tarot, me di cuenta de que mis conocimientos astrológicos estaban como reforzados porqué Tarot y Astrología son conocimientos afines en cuanto al objetivo: investigar, profundizar y aprender a dialogar con la psique, si bien cada uno con instrumentos propios: la Astrología con la carta astral y el Tarot con sus arcanos mayores; ambos describen paisajes anímicos que el propio sujeto desconoce.
A continuación, siguen algunos de los elementos afines entre ambos conocimientos.
Tarot y Astrología son lenguajes simbólicos
En el conocimiento simbólico el sujeto y el objeto se vuelven uno y por ello, el que conoce y lo conocido pierden su distancia. Uno de los postulados fundacionales astrológicos afirma que: tal y como es en el macrocosmos es en el microcosmos, es decir, hay dos planos existenciales relacionados, no causalmente, sino que un plano refleja al otro, de este modo, el estudio del cielo exterior (cosmos) es a la vez el reconocimiento de un firmamento interior (psique).
Hay una sincronía entre ambos planos existenciales lo que permite trazar analogías entre los acontecimientos de ambos planos, aparentemente independientes. Se reducen así las distancias entre lo que llamamos vida externa y vida interna, hasta el punto de que se muestra como mera ilusión la extendida creencia de que existe una independencia entre lo que nos acontece en la vida y lo que somos. El ver la vida como si lo que nos sucede no tiene relación con nuestro estado anímico se llama destino. En cambio, cuando el exterior que me afecta es una manifestación del interior en un plano existencial más denso, aparece la libertad esencial del sujeto para encontrar la forma más adecuada de expresar su ser. Si afrontamos seriamente este modo de ser y estar en el mundo, entonces somos libres y responsables de la respuesta que damos al exterior y estamos involucrados con cualquier hecho en la vida que tenga una resonancia con nosotros.
La Astrología y el Tarot como lenguajes simbólicos responden a la conexión entre los misterios de la psique y la profundidad del cosmos que se explicitó en el antiguo principio hermético de la conexión entre el macrocosmos celeste (Anima Mundi) y el microcosmos de la psique humana (alma personal o el Ermitaño en el Viaje mítico).
La Astrología y el Tarot surgen en el contexto de una visión del mundo que reconocía la existencia de un principio ordenador universal, un Logos universal o Anima Mundi, equivalentes a una inteligencia universal presente en todos lo niveles y planos de la realidad. Nuestra cultura da por supuesto que la única fuente de significado vital, de conciencia, y de estados anímicos es la propia mente humana y esta visión del mundo fue emergiendo al mismo tiempo que fuimos desencantando al mundo y considerando a la Tierra y el Cosmos exterior como materia muerta carente de alma, de sentido y de propósito trascendente. Pero ninguna otra cultura anterior a la nuestra se había sentido tan alineada y aislada por considerar a la Naturaleza y al Cosmos como materia muerta y cosificada.
Quizás parte de la profunda crisis ecológica y de valores que estamos viviendo como sociedad la veamos como una oportunidad de volver a dotar de alma al mundo y reinventar una nueva relación entre ser humano, Naturaleza y Cosmos. Al fin y al cabo, tan sólo hace unos pocos miles de años que el ego racional con el que exclusivamente nos identificamos emergió de su cuna la Naturaleza o sea de la psique colectiva.
El astrólogo o el tarotista
El astrólogo o tarotista no es un profesional que adivina hechos objetivos, sino que su tarea esencial consiste en la toma de conciencia de aquello que Jung llamaba mutua connivencia secreta. Dicho de otro modo, descubrir la complicidad entre sujeto y objeto.
Metafóricamente hablando, una de las funciones esenciales del astrólogo o tarotista es la de actuar como un lutier que ayuda afinar el instrumento de la conciencia a fin de armonizarla con la cualidad del tiempo que le toca vivir. Hay tiempos para mostrar nuestro espíritu emprendedor y tiempos parala meditación e introspección, tiempos para el gozo y la despreocupación y tiempos para el rigor y el esfuerzo. Mejor estar atento a la partitura para no seguir rockanroleando cuando en el tocadiscos cósmico empieza a sonar el vals. La adaptación al momento presente es revisable constantemente, ya que lo que ha sido útil durante determinado ciclo de nuestra vida no necesariamente nos va a seguir funcionando y orientando en otro periodo vital como muestra el arcano de la Muerte.
La imaginación como órgano cognoscitivo del alma
El órgano cognoscitivo del alma es la Imaginación y ésta, aunque desvalorizada por el conocimiento racional, no es subjetiva, sino que posee sus propias leyes extraídas de unos saberes que hunden sus raíces en la mitología universal, la cosmología, la filosofía platónica y los arquetipos del inconsciente colectivo que explora la psicología profunda. Un conjunto de saberes de valor atemporal y universal ante el cual el ser humano contemporáneo se sigue sintiendo reconocido y aludido en su naturaleza más esencial. La Imaginación se expresa a través de ficciones, mitos, relatos, cuentos, sueños, etc. en donde prevalece el reconocimiento esencial y el significado existencial frente a la veracidad de las historias contadas. La validez de la ficción no reside en su literalidad, sino en su capacidad para resonar en forma de Imágenes en el interior del sujeto. El Viaje mítico es una gran ficción que usa a los arcanos mayores del Tarot como metáfora que describe situaciones anímicas que permanecían inconscientes en el fondo de la psique. Cuando el sujeto rescata de las sombras aspectos de su identidad esencial, vive una experiencia de liberación imposible de contar; tan solo se puede experimentar.
El tiempo
El tratamiento del tiempo es similar en ambas disciplinas. Hay un tiempo rápido, cuantitativo, (el que mide un reloj) que adquiere estructura y densidad para marcar una sucesión rítmica de cualidades. En el Viaje mítico se le nombra como presente o momento presente; es el tiempo del ego o, mejor dicho, es el mismo ego que con su actividad produce el momento presente.
El tiempo del alma, en Astrología posee cualidades saturninas, de modo que fluye tan lenta y densamente que incluso se detiene, invitándonos a no dispersarnos, a concentrar la energía en lo esencial, en una sola dirección significativa a fin de responsabilizarnos de la externalización del proyecto cósmico que somos.
El proyecto cósmico reside en el inconsciente colectivo y, por consiguiente, no tiene objetivo ni metas, pero que a través del darse cuenta se manifiesta también en objetivos y metas. En el Viaje mítico, el tiempo del alma está identificado como tiempo psíquico o presencia y es la forma que tiene el ego, a rebufo del alma, de vivir la eternidad en el tiempo. Tanto la Astrología como el Tarot poseen el saber de que las cosas suceden cuando son afines al espíritu de su tiempo; dicho de otro modo, cuando comparten las mismas cualidades.
El Viaje visto como la carta astral del tarot.
La gran aportación del Viaje mítico es que dota al Tarot de una herramienta para penetrar en las profundidades de la psique como lo es la carta astral en Astrología. Las consultas de Tarot tienen, en general, menos vuelo que las de Astrología ya que giran alrededor de un problema que plantea el consultante. Con el Viaje mítico, es posible visionar el estado de arte de la psique sin necesidad de llegar a él a través de problemas concretos.
La carta astral se basa en la conexión existente entre ser humano y Cosmos. Por ello presupone que hay una correspondencia significativa entre dos acontecimientos que, sin estar relacionados casualmente, están sincrónicamente conectados. Por un lado, el nacimiento de un ser humano en la Tierra y por el otro las posiciones astronómicas que se manifiestan en el cielo en ese mismo momento.
Esas configuraciones planetarias (cielo) son a la vez símbolos arquetípicos inherentes al ser psicológico que nace (tierra). De este modo, el tema natal nos ofrece un mapa simbólico de la psique, una guía en nuestra tarea de autoconocimiento y una herramienta orientativa a fin de reflexionar sobre el sentido de las experiencias que van tejiendo el entramado de nuestro devenir existencial. De ahí que hayamos percibido una correspondencia entre la profundidad del cosmos y el misterio de la psique.
El Tarot también vincula dos acontecimientos casuales pero sincrónicos. Un estado anímico del consultante y los arquetipos referenciados por los arcanos mayores que “azarosamente” elige el consultante y los muestra en la “tirada de cartas”. El Viaje se va realizando con las sucesivas “tiradas” para llegar a los distintos rincones de la psique. Tanto la carta astral como el Viaje mítico exploran el Anima Mundi.
Animo a los lectores a despojarse de prejuicios mentales a fin de adentrarnos en este apasionante Viaje mítico por el Universo del alma personal que retorna como Anima Mundi. Animo también a acompañar nuestro intelecto con la sensibilidad poética de nuestra mente intuitiva, de forma que el profundo conocimiento sobre los arcanos mayores del Tarot que nos ofrece Josep María Solanas se convierta en un reconocimiento de las Imágenes y anhelos que pueblan nuestro propio paisaje interior.
Lluís Gisbert, astrólogo
Resumen Libro
En el libro se explora el universo de la psique en formato de viaje. Se visitan los distintos paisajes anímicos utilizando como mapa a los arcanos mayores del tarot. El tarot como lenguaje simbólico que utiliza imágenes de la cultura europea, dirigido a establecer un diálogo con el inconsciente. Está orientado a describir (no adivinar) los estados del alma, siempre presentes, pero ocultos entre los hechos a los que da significado.
El autor del libro es J.M. Solanas, catedrático de ingeniería en TecnoCampus de Mataró y a vez experto en lenguajes simbólicos como la cábala o el tarot. Autor también del libro «Univers = Anima Mundi».
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