Richard Tarnas: Astrólogo. Profesor de filosofía y psicología en California. Formado en Harvard y doctorado en el Instituto Saybrook
«Tu psique es la respiración del cosmos»
Desde su ensayo La pasión de la mente occidental (1991), Richard Tarnas es leído y discutido en el orbe anglosajón. Pronto nos lo traducirá la editorial Atalanta, que entre tanto nos adelanta Cosmos y psique, psesudo libro que documenta nuestra cartesiana escisión del cosmos, lo que fue útil al alto coste de aislarnos: hoy algunos vuelven a intuir que no hay una psique dentro y un cosmos fuera, sino una dinámica integrada de la que la astrología puede trazar diagramas. A mí, por ahora, me basta con ver la astrología como prueba de la fértil imaginación de nuestra psique, insaciable lectora del cosmos… Pero también es cierto que nuestra imaginación es una eclosión del muy imaginativo cosmos…
¿Influyen los astros en mi vida?
Usted y ellos están conectados.
¿Y determinan lo que hago?
No es eso. Verá: ¿qué hora es?
¿Eh? Las doce y media…
¿Y cómo lo ha sabido?
Mirando aquel reloj.
¿Y las manecillas de aquel reloj causan las doce y media?
No.
Pues así sucede con los astros: no causan nada, son las manecillas en las que podemos leer las horas arquetípicas del cosmos.
Pero una cosa es el cosmos, y otra, yo.
Ah, aquí expresa usted la pasión de la mente occidental: ha querido desgajarse del cosmos hasta sentirse autónoma y dejar al cosmos como un mecanismo externo e inanimado. ¡Algo que es absolutamente irreal!
¿Por qué?
¡Porque somos cosmos en forma humana! Nosotros somos el modo en que el cosmos se hace consciente de sí mismo. Me gusta cómo lo formuló el filósofo Plotino (s. III d. C.): «Todo respira al unísono».
Pero Saturno es un pedrusco inanimado, mientras que yo soy mi psique.
Lo que usted llama «mi psique» no es sino respiración del cosmos. Cosmos y psique son dos formulaciones de una misma y única realidad. Y las conjunciones de los astros visibilizan la dinámica cósmica, es decir, la dinámica arquetípica de la psique. Y esto estudia la astrología arquetipal.
¿Es muy distinta de otras astrologías?
Su enfoque concuerda con los actuales enfoques de la psicología transpersonal, la física cuántica, la teoría del caos y de los fractales, la ecología y Gaia, la filosofía holística…
¿Hay lugar para la libertad personal?
Es precisamente una visión participativa del hombre en el cosmos: cada uno de nosotros es el cosmos actuando. Hay una dinámica cósmica, una melodía que cada uno interpreta con un estilo. Vea a Hitler y a Chaplin.
¿Qué pasa con Hitler y Chaplin?
Nacieron casi a la vez, compartían los aspectos de sus cartas astrales, ¡y hay que ver de qué modos tan distintos los desplegaron…!
¿En qué se parecían?
Ambos tenían dificultades con la autoridad, tendencias tiránicas, apetencias artísticas, atracción por jóvenes inmaduras emocionalmente, alta capacidad comunicativa…
Me habla usted de una dinámica cósmica: ¿cómo funciona, con qué mecánica?
¡Es un misterio! La ciencia no alcanza ahí.
¿De qué sirve la astrología arquetipal?
Para intuir la dinámica profunda de las cosas, igual que el buen surfista intuye la de las olas: comprender pasado y presente nos ayuda a surfear mejor la ola del futuro.
¿Desde cuándo hay astrólogos?
Desde siempre, son observaciones antiquísimas. Antes de ser perseguido por sostener que la Tierra orbitaba alrededor del Sol, ¡Galileo había sido perseguido por astrólogo!
No sabía eso…
A la Iglesia le asustaron las precisas predicciones de Galileo: ¿dónde quedaba la voluntad divina si todo estaba en los astros?
¿Ha habido otras mentes eminentes interesadas en la astrología?
Platón, Aristóteles, Dante, Goethe, Yeats, Jung, ¡Kepler…! La curiosidad de Newton por la astrología le condujo a las matemáticas. En los momentos más creativos de Occidente… aflora siempre la astrología.
¿Cómo llegó usted a la astrología?
Durante unas indagaciones psicológicas junto con Stanislav Grof nos asombró advertir cómo cartas astrales indicaban episodios de transformación psíquica. Y decidí estudiarlo, sin cerrarme a lo incómodo, como hicieron los que vituperaron a Copérnico…
¿Qué evidencias le han fascinado más?
Tantas… Me impresiona la correlación entre configuraciones planetarias y era axial.
¿Qué es la era axial?
A los siglos VI y V a. C. se les llama así por la formidable eclosión que vivió la humanidad: Sócrates, Buda, Confucio, Pitágoras, Lao Tse, Zoroastro, jainismo, los profeta hebreos… ¡No hay un periodo histórico igual!
¿Y qué nos dicen los astros de aquello?
Urano, Neptuno y Plutón se alineaban de modo casi perfecto. He observado que las alineaciones entre dos de estos tres planetas se corresponden siempre con revoluciones de conciencia. Los tres a la vez…
¿Y cómo andan ahora estos planetas?
Plutón y Urano se alinean, lo que señala innovaciones creativas y culturales.
¿Quizá como esta que postula usted?
Los cambios de paradigma no son de un día para otro, van calando en las conciencias… Copérnico hacía esta misma reflexión acerca de su revolucionario giro.
El año 2012 será apocalíptico, dicen…
Puede suceder algo que coloree el proceso de transformaciones en el que ya estamos, igual que elegimos el año 1789 para simbolizar aquel dilatado proceso revolucionario.
¿Qué debo esperar de los horóscopos de la prensa?
Sólo entretenimiento. Se focalizan en el Sol en el momento del nacimiento: equivale a querer abarcar el estado integral de nuestro organismo observando sólo el corazón.
¿Tiene sentido decir: «Soy libra»?
Es como si me dice «soy periodista»: no está expresando la complejidad de su persona.
Somos lectores del cosmos: la astrología es una lectura, y leer es crear. ¿Sí?
Le ha quedado bonito, pero no entienda el cosmos como una proyección mental: el desarrollo de la conciencia es el desarrollo del proceso de autorrevelación del cosmos.
Entrevista publicada en La Contra de la Vanguardia
y realizada por Lluís Amiguet